Enseñar es un ejercicio de inmortalidad
PABLO MESSIEZ
«Nací en Buenos Aires, en 1974. A los 12 años me anoté en un taller de actuación, después de leer en un artículo que quedar en el recuerdo de los otros era la única manera de vencer a la muerte. Se ve que actuar, actividad que implica siempre un equipo y un público, me pareció entonces un buen camino para generar recuerdos. Después de aquél taller vinieron otros, con maestros como Juan Carlos Gené, Ricardo Bartís, Rubén Szuchmacher y maestras como Cristina Banegas. Pasé también por la Escuela Nacional de Arte Dramático y por la Licenciatura en Artes Combinadas de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, dejando ambas carreras inconclusas. A los 18 empecé a actuar, dirigido por Leonor Manso, Daniel Veronese, y Rubén Szuchmacher, entre otros. Digamos que la vida me trajo a España, habiendo dirigido un montaje en Buenos Aires, y con una obra escrita. Esa obra era “Muda” y fue mi primer estreno en Madrid. A “Muda” le siguieron varios montajes de textos propios y ajenos, estrenando en el Centro Dramático Nacional, Teatre Lliure, Teatro del Barrio, Teatro de la Abadía, Teatro Pradillo, Matadero Madrid y Nave 73, entre otros.» (Pablo Messiez).
«Espero escribir sobre lo que no sé. Quiero decir, que escribo para teatro, procurando no caer en la tentación de dar lecciones de nada, sino de dejar en la obra suficiente espacio como para que respire y me cuente algo que no sabía antes de montarla. Escribo sin plan, de noche y en voz alta. Reescribo de día, procurando que sólo quede lo que me altere el ritmo cardíaco. A veces me sale. A veces no. Escribo para poner en escena. Así que mis textos son materiales de trabajo, incompletos, irregulares y abiertos. Escribo sólo cuando necesito escribir.» (Pablo Messiez).

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