“Gesto”, del latín “gestus”. Movimiento del rostro, de las manos o de otra partes del cuerpo con que se expresan diversos impulsos del ánimo.
El gesto, como movimiento, un movimiento que puede contener desde la más leve vibración hasta el más frenético torbellino. El gesto, siempre cristalino, como si fuese el espejo visible más sincero del corazón humano. El gesto, tan sencillo, y que esconde a la vez, el misterio de una secreta corriente interna.
La fascinación por el gesto, inseparable del arte del mimo y la pantomima, provocó el surgimiento de la máscara antes que el arte dramático hubiera nacido.
La máscara, reflejo y manifestación del impalpable universo interno, la máscara como regalo que unos curiosos dioses míticos dan al hombre para ver que puede llegar a conocer sobre sí mismo.
La máscara, histórica y tradicionalmente articulada a través del mimo y la pantomima, está unida al gesto. Hablar del teatro del gesto es por tanto hablar del teatro de la máscara. Todos los estilos que pertenecen al teatro del gesto son aquellos en los que la máscara es la base fundamental sobre el que se apoyan, o directamente la raíz a partir de la cual nacen.
Estos estilos son y van desde el mimo de acción hasta el clown contemporáneo, pasando por el mimo dramático, la pantomima ilusoria y blanca, la máscara neutra, el teatro de objetos, el teatro de máscaras expresivas: larvarias, utilitarias y de carácter, el mimomelodrama, la tragedia, los bufones, la comedia del arte, la comedia humana, los clowns de circo y los clowns de teatro.
Reconocemos pues, que el teatro del gesto abarca un amplio espectro de territorios y estilos reconocidos en la historia del teatro universal y a los que la Escuela Internacional del Gesto pretende enriquecer, ofreciéndoles su continuidad y vigencia.
Para saber más sobre el gesto, te invitamos a conocer La Escuela
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